Cada cierto tiempo tengo algún momento catártico con algún ser humano o institución que, como muchas cosas en la actualidad, está podrido o viciado por un sistema o una cultura que, además de generar este estado de pudrición, lo premia y potencia… Bueno, aquí va otra.
Carta a G.D.M
Hola,
Es casi media noche del 2 de julio y aún no hago aquello que me pediste hacer. Sé que debería estar haciéndolo en lugar de escribir esto pero la rabia, la pena y el asco me detienen, por lo que enfocaré mi energía en decirte algunas cosas que tengo atravesadas en la garganta (literalmente) para ver si eso cambia un poco las cosas:
Cuando te conocí, ya sabía de ti… Te había visto previamente hacerte «el simpático» y amigos me habían contado que de simpático no tenías ni la forma de vestir. Te describieron como «penca», «mala onda», «… lo odio», «es pesado…», yo no quise quedarme solo con eso, tendría que pasar bastante tiempo contigo, por lo que de verdad preferí darte una oportunidad. Cuando recién te conocí, no me pareciste tan malo, eres viejo, «eso ya es un indicador» como dirías tu, pero más allá de lo estricto, no mucho más terrible, lo que me pareció «good enough», dado que… Bueno, es algo esperable en un profesor que, al parecer, es muy responsable.
Conforme pasaron los meses, las instancias, me fui dando cuenta de que eras un «saco weas», eres irresponsable pero exiges responsabilidad, eres desordenado y te molesta el desorden ajeno, pides puntualidad y respeto pero tu no llegas temprano y tratas mal a tus alumnos. Eres machista y futbolero (y en ambos casos lo digo en forma peyorativa), eres egoísta, egocéntrico, te dejas llevar por el brillo de las cosas y de las personas, eres interesado. Vives buscando formas de «hacer negocios», de vender, de lucrar, de conseguir beneficios y no te interesa a quien involucras o a quien perjudicas en el proceso.
Nos hablas desde el «para que no me avergüencen» y no desde el «para que estén preparados». Juzgas por las notas y/o las habilidades de venderse, tal como tu eres, y lo valoras sin pensarlo más. Nos presionas, nos tratas de irresponsables, hablas mal de nosotros, nos evalúas de formas aleatorias y arbitrarias y nos sometes a instancias innecesarias de estrés sin ningún carácter formativo y nos recalcas que debemos hacerlo bien, que tenemos que ser «más inteligentes» que los demás y que por lo menos hagamos eso por ti.
Nos mientes cuando nos dices que estás disponible para conversar, siempre dices cosas que modificas antojadizamente… No nos escuchas, nos «sobornas», nos regañas demás, pero todo eso que pudiera parecer normal en un maestro, lo haces desde el desinterés, desde el desdén por un grupo de gente que no te parece prometedora. Pero estás ahí para los que sí, para esos estás, pero sólo un poco más.
Yo no quería creerles porque quería ver algo bueno en ti, yo no quería creerles porque tampoco me convenía… Pero eres peor de lo que me decían. Mira, me das asco como persona, eres turbio, viejo verde, machista y «a la antigua» (aunque creo que eso engloba lo anterior, pero no quiero caer en generalizaciones); pero no es eso lo que me molesta, porque bueno… Así eres tu. Lo que de verdad me molesta, lo que de verdad me hiere, es que te metas en el rol de profesor, de maestro, de formador de personas y que lo único que te interese es que te dejen bien parado «afuera», agrandar tu red de contactos y poder vanagloriarte de logros ajenos; dejando completamente de lado el carácter formativo de tu rol y abandonándonos como tus alumnos con la excusa de «y afuera es peor», porque al parecer es más fácil maltratarnos desde temprana edad para que veamos quien sobrevive que enseñarnos aquello que vamos a necesitar y darnos el apoyo y la seguridad necesarios para poder desempeñar nuestro rol de forma adecuada. Ah claro, lo olvidaba, si nos enseñas algo ahora, tu magíster se queda sin alumnos… Es por eso. Basura.
Tras el año y medio que te conozco, puedo decir con propiedad que, cualquiera sea tu situación personal y a pesar de ella, eres una persona mala. Eres malo, malo y egoísta, y ambicioso, tu criterio moral/ético es antojadizo al igual que todas tus pautas de evaluación. Y la verdad, es que eres un mal profesor, estás encerrado con ti y en tu conocimiento de hace 40 años atrás y no estás dispuesto a escuchar o flexibilizar, eres irresponsable y te niegas a admitirlo. Con frecuencia haces cosas con la mentalidad de «cagarte a tus alumnos» y eso no debiese admitirse en un docente, menos a estas alturas del partido en el que somos casi colegas y te encanta decirlo «para la cámara».
Me encantaría dedicarte un desagradecimiento en mi seminario, pero entonces siento que te estaría dando demasiada importancia y apenas esto termine, no pretendo verte ni recordarte nunca más. So, te dedico esto, que yo sé que no te haría reflexionar, ni mucho menos convertirte en una mejor persona, pero si me hace sentir mejor el escribirlo.
Ah! Una última cosa, cosechas lo que siembras… Saco wea, así que la próxima vez que quieras hablar mal de tus alumnos, mira como lo haces tu como profesor primero.